¿Sientes que llevas una herida emocional de tu infancia que aún no has superado? Esta sensación puede surgir porque tu niño interior anhela atención y cuidado.
Sanar a tu niño interior puede ser un viaje transformador
que te permitirá vivir de manera más plena y saludable. Si lo haces a través del evangelio, se convertirá en un proceso aún más profundo y liberador.
Existen pautas y reflexiones que pueden ser útiles en este
camino, tales como el reconocimiento y la aceptación, la oración y la meditación, el perdón . Esto nos recordará que todos somos valiosos ante los ojos de Dios y que su amor tiene el poder de sanar las heridas más profundas.
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